Semanario Propuesta/México, DF. 1996
ANGÉLICA BELTRÁN
Uno de los vestigios
prehispánicos más admirados y reconocidos no sólo en México sino en el mundo
entero es el Calendario Azteca, también conocido como la Piedra del
Sol. El significado de éste varía de acuerdo con las diferentes
explicaciones de sus estudiosos.
Una de las
interpretaciones más aceptadas es la del Instituto Nacional de Antropología e
Historia (INAH) que lo considera un calendario solar, el cual constituye, a la
vez, un monumento dedicado al culto del sol, el astro más precioso del universo
según los aztecas.
En el texto
Los Aztecas; su historia y su vida, editado por el INAH, el autor
Carlos R. Morgain señala que la Piedra del Sol se refiere a uno de los mitos
mexicas más importantes que explica el nacimiento del astro.
Según ese mito el
Sol y con él la humanidad han sido destruidos ya cuatro veces por catástrofes
naturales, y estamos viviendo la época del Quinto Sol que, de acuerdo a la misma
mitología, también será destruida.
Ya antes estuvieron
el “Sol tigre”, destruido cuando animales salvajes devoraron a los hombres; el
“Sol Viento”, que terminó cuando grandes huracanes azotaron la tierra; el “Sol
Lluvia” extinguido cuando una lluvia de fuego cubrió el territorio, y el “Sol
Agua”, acabado a causa de una gran inundación
Estas catástrofes de
alumbramiento y luego destrucción de los soles se hallan representadas en el
calendario mediante las cabezas de los diferentes dioses: de la lluvia, el
viento, el agua y el fuego.
Con cada época que
terminaba desaparecía el sol que la había alumbrado y la humanidad que había
vivido ahí. El “Quinto Sol” desaparecerá, y con él la humanidad el día “4
temblor” cuando en el mundo se presenten fuertes temblores que lo destruirán
todo.
A este gran monumento
de culto se le llamó Piedra del Sol debido al disco central que muestra
el rostro del sol. Ahí se ve al “Quinto Sol” sacando la lengua, con una venda en
el tocado y orejeras; su nombre “cuatro hollín” se representa en la piedra con
el jeroglífico de cuatro aspas unidas por unos óvalos.
Calendario
solar, otra explicación
La Piedra
del Sol también tenía la condición de
calendario solar. Aquí cabría precisar que el sistema usado por los mexicas
para llevar la cuenta del tiempo es una herencia cultural antiquísima en
Mesoamérica, que data de más de mil años antes de Cristo; esto quiere decir que
los aztecas no inventaron el calendario que los regía.
Como todo pueblo sedentario y
agricultor, el mesoamericano tuvo que ajustar el calendario al movimiento del
sol, es decir, al año solar: 365 días. Y cada 52 años los mexicas celebraban la
fiesta del fuego, pues se creía que el mundo podía desaparecer llegado ese
lapso, pues como lo contaba la tradición, ya había ocurrido cuatro veces.
En el Calendario Azteca están
plasmados los diferentes tipos de escritura del pueblo mexica: la escritura
jeroglífica (números), ideográfica (símbolos) y la pictográfica (dibujos).
El poeta y filósofo mexicano,
premio Nobel de literatura, Octavio Paz, se inspiró en este monumento de culto
al sol para escribir uno de los poemas más reconocidos a nivel internacional en
lengua española: Piedra de Sol.
Esta escultura fue descubierta el 17 de diciembre de 1790 durante trabajos de
excavación en la Plaza Mayor en el Centro Histórico de la Ciudad de México. Está
hecha de roca de basalto de las canteras meridionales del Valle de México, pesa
aproximadamente 24 toneladas y su diámetro es de 3.58 metros. Se expone en el
Museo Nacional de Antropología, ubicado en el Paseo de la Reforma y Gandhi.
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