Desplazados

28 de octubre de 2005

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Desplazados
La muerte es colorida, festiva y risueña
Huracanes, ola de destrucción
Peña Pobre
Tania Libertad
La Piedra del sol

 

Coordinación de Comunicación Social

Gobierno del Estado de Chiapas

DESPLAZADOS DE SUS COMUNIDADES

 

Angélica Beltrán

Mpio. Nicolás Ruiz, Chiapas, México; 6 de junio, 1998.- Este día regresaron a sus casas 33 familias que hace un año fueron expulsadas de la comunidad, debido a su negativa para unirse al Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN).

 Han pasado tres días desde el operativo de seguridad implementado por el gobierno del Estado en esta zona, en el que fue desmantelado el municipio autónomo Ricardo Flores Magón; y pese a que el pueblo parece en calma, la tensión continúa.

 Todos los hombres de la localidad se han congregado en el parque central, se miran con intriga y rencor; la mayoría viste pantalón y camisa de manta blancos, traen sombrero de palma y machete al cinto.

 En el municipio Nicolás Ruiz la mayoría de las familias se dedica a las labores agrícolas, pero desde antes de la disolución del municipio autónomo ninguno de ellos trabajaba ya sus tierras, han pasado de la labranza a las asambleas desde el surgimiento del EZLN.

 Esta mañana de sol intenso los campesinos han estado horas en el parque central, en espera de la “junta”; y mientras ésta se sucede  permanecen sentados en los resquicios de las banquetas, bajo el resguardo de las sombras de los enormes laureles.

 Hablan entre ellos casi cuchicheando cuando pasa algún ladino –el que no es indígena--, sus ojos parecen reventar del rencor que guardan por los forasteros, que han venido con la intención de conocer lo que acontece en el lugar, pues mucho se habla de ello en los periódicos. 

        Las mujeres del poblado también se agrupan, y ahora se encuentran, como todas las mañanas desde hace varias semanas, en la iglesia rezando por el bien del pueblo.

 Al salir de sus humildes casas de tejas y paredes pintadas de cal, llevan un largo cirio blanco en cada mano, no miran a nadie, se esconden bajo el velo y caminan derechito al templo.

         Hay gran recelo entre los pobladores, no pueden ni quieren decir nada acerca de sus “juntas”; les está prohibido hacer cualquier declaración a los extraños, y se deshaces fácilmente de ellos con sólo hablar en su lengua y hacer como que no entienden el castellano.

 En tanto, los que fueron desplazados y ahora regresaron a sus casas sí hablan y cuentan su historia. No quieren que se vayan los policías que ahora cuidan el orden en el municipio, de lo contrario, con el uso de la violencia los  vecinos que simpatizan con el EZLN los sacarán de sus chozas y serán expulsados nuevamente.

 Las familias desplazadas manifiestan su interés por que el gobierno los siga apoyando para evitar que sean expulsados, dicen que no son gente mala, que no han matado a nadie ni robado nada, sólo quieren vivir tranquilos, así lo declaran a los representantes de los medios de comunicación.

 Petra, una de las personas de las cerca de 200 que sufrieron el destierro, llora mientras dice: “la gente me amenaza a mí a mi familia con matarnos si no nos vamos del pueblo; así lo harán apenas salgan los policías que resguardan el lugar”. 

          Este día Petra y su esposo Maclovio regresaron a su hogar luego de casi un año y encontraron que los pobladores destruyeron su casa. Entonces ella recordó que el día de la expulsión a su esposo lo sacaron a empujones cuando se encontraba convaleciente en la hamaca.

  Una vez desarticulado el municipio en rebeldía y el despliegue de elementos de Seguridad Pública del Estado, alrededor de 100 pobladores que habían sido expulsados regresaron a sus casas, mismas que fueron destruidas por el pueblo, ante su enojo por no contar con el apoyo de sus habitantes cuando se formó el municipio independiente.

           Estas familias han regresado y tienen un trabajo mayúsculo, reconstruir sus viviendas, y mientras las vuelven a levantar tratarán de estar en calma, aunque los rumores de una nueva expulsión persisten; la única garantía que tienen, dicen, es la presencia de las fuerzas armadas, mal vistas por los pobladores y la opinión pública del país y el mundo.                   


 

     

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Este sitio se actualizó por última vez el 28 de octubre de 2005