La crisis de valores

28 de octubre de 2005

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La crisis de valores
La conformación de la Nación Norteamericana
Perfume de Violetas
PRUEBA
Historia Antigua de México

 

Facultad de Filosofía y Letras/ UNAM

Enero, 2005

La crisis de valores en México

Angélica Beltrán Morales 

Los principales centros de transmisión de valores en nuestro país siguen siendo la familia, la escuela y la televisión. La importancia del estudio de los valores estriba en que éstos orientan la organización política, social y cultural de las sociedades, a partir de lo que más se valora: la riqueza, la felicidad, la libertad, la educación, la violencia., el dominio, etc.

Ya que el hombre nunca ha tenido ideas fijas. Así, las ideas y los valores en una sociedad no son fijos; cambian de generación en generación.

Los principios que rigieron a las jóvenes generaciones de fines de los años sesenta, se basaron en dar un valor supremo a la justicia social, la libertad y la paz. Sin embargo, las profundas desilusiones llegaron luego de sucesos tan trágicos como la matanza de estudiantes el 2 de octubre de 1968 en la plaza de las tres culturas de Tlatelolco, pasó a revalorarse, de acuerdo a las circunstancias políticas, la cuestión de la violencia física, como medio para alcanzar los “ideales” de justicia y libertad.

La crisis espiritual que vivió la sociedad mexicana de fines de los sesenta fue el inicio del despertar de la utopía de esa década, en que se creía en la posibilidad de la paz entre las naciones y la mejoría de las relaciones humanas a través de la tarea de luchar por la igualdad de derechos. No obstante, los sucesos del 68 trajeron el vacío interno de las nuevas generaciones. Ese hecho fue el encuentro más brutal con una “realidad” cruda que dejaría a cualquiera sin ninguna esperanza, ni aliciente para el futuro. 

Para la historia de México, 1968 fue un primer episodio de gran magnitud propiamente civil, no de reivindicación gremial, corporativa o sectorial, sino de reclamo por derechos políticos de y para la sociedad mexicana; las demandas del 68 no fueron por intereses inmediatos  --lo que caracteriza a todo corporativismo,-- sino por aspiraciones más elementales, más generales y más abarcadores, de libertad y derechos básicos.

1968 abrió las compuertas de una nueva época social y política para la nación, la convergencia de muchas fuerzas en el requerimiento común de la democratización del país.

A fines de los años sesenta, muchos de los grandes valores religiosos, morales, sociales, familiares y personales se fueron perdiendo ante la ola de intercambio cultural que se estableció con Inglaterra y Estados Unidos, con gran ímpetu desde principios de la década de los sesenta, a través de la música, en un primer momento, y luego con una serie de formas de vida trasmitidas a través de los medios masivos de comunicación, que hacían ver como mejores las maneras del ser y actuar de los norteamericanos.

Así, surgen grupos civiles fuertemente armados, dedicados al secuestro y el robo de bancos en nombre de la justicia. Citemos, como ejemplo de esto a la Liga 23 de septiembre, y los grupos encabezados por Lucio Cabañas. Movimientos disidentes violentos encasillados en lo que se dio en llamar la guerrilla urbana y rural. Habían pasado ya los tiempos de las manifestaciones pacíficas de aquellos que cuestionaban el sistema sólo con pancartas y discursos al aire libre.

            La Revolución Mexicana plasmó en la Constitución derechos sociales en materia educativa y la obligación del Estado de impartir instrucción. La educación se concibió como medio para cohesionar y darle identidad al ser mexicano e impulsar valores universales.

Sin embargo, en los tiempos modernos encontramos que en la escuela la transmisión de ese tipo de valores se ha ido debilitando, a raíz de las tendencias neoliberales que han asumido paulatinamente los gobiernos de la república, a partir de Luis Echeverría y hasta nuestros días, cuya línea es unificar criterios y olvidar los valores particulares de cada sociedad a cambio de los valores de la sociedad dominante. La idea general es exaltar el consumismo, y poner de relieve que tiene más valor en una sociedad el TENER más que el SER.

Asimismo, han sido los medios de comunicación, principalmente la televisión con la transmisión de series provenientes de la unión americana, importantes canales de difusión de los valores que ponen en primer lugar el valor de la riqueza, más que el de la inteligencia, el humanismo, la bondad, la igualdad de derechos, la democracia, etc.

Hacia la década de los sesenta, y en cuanto a la cuestión espiritual; a causa del deterioro de los grandes cultos, especialmente el católico, empezaron a proliferar las tendencias a canalizar la religiosidad natural a través de la meditación, el yoga y las doctrinas orientales. Esto propició la difusión entre la clase media de movimientos manipuladores y mercantilistas, como la dianética, o el auge de las sectas fanáticas como los testigos de Jehová o los mormones en los medios rurales.

La crisis humana, personal y familiar se refiere a la pérdida de las anteriores creencias e ideas sobre las cuales se establecían las relaciones humanas hasta el momento de la crisis; es el momento de la reconsideración de los viejos valores. Por lo que se ingresa a un ámbito en el que reinan el caos, la desorientación, la desconfianza y la desesperación.

Los valores y la familia

Realmente vivimos un mundo lleno de valores. Y, por supuesto, uno de los ámbitos fundamentales donde los valores tienen su asiento es la familia. La familia representa un marco insustituible para fortalecer lo moral y los más altos valores.

Los jóvenes del núcleo familiar como resultado de su propia maduración psicológica tienden siempre a cierta rebeldía asociada a la búsqueda de una autonomía en el desarrollo de su personalidad; si este proceso coincide en tiempo con determinadas tendencias al cambio dentro de la sociedad, es lógico que sean precisamente ellos los más sensibles a esos cambios.

Las generaciones más viejas, por su parte, tienden más a la conservación, a la tradición, a educar en el espíritu en que ellos fueron educados. De igual forma, por partir desde posiciones diferentes dentro del antiguo modelo patriarcal, el hombre y la mujer no tienen por lo general igual disposición a aceptar los nuevos valores asociados al cambio. Como resultado, se produce en el seno familiar el choque, la confrontación, entre diferentes sistemas subjetivos de valores.

 La familia como valor

Es en la familia donde se adquieren las primeras nociones culturales y estéticas y los valores a ellas asociados. Debido a la fuerte presencia que tiene la familia en la educación más temprana del niño, su papel es extraordinariamente importante en la configuración del mundo de valores de esa conciencia en formación.

Aunque los valores adquiridos en el seno familiar son los de mayor arraigo; en la evolución natural de niño a adolescente y de adolescente a joven y a adulto, el individuo se inserta en otros grupos humanos -el barrio, la escuela, el colectivo laboral- y de todos ellos recibe determinados influjos valorativos.

La propia realidad social a la que pertenece, cambia, evoluciona y ello también condiciona variaciones en su mundo subjetivo de valores. No es casual entonces que en determinado momento del desarrollo de la personalidad el individuo comience a cuestionarse los valores arraigados desde el seno familiar. El resultado de este cuestionamiento puede ser la asunción de esos mismos valores, ya ahora plenamente racionalizados y lógicamente entendidos, o puede ser la renuncia parcial o total a aquellos. En este último caso se asumen patrones valorativos diferentes, se adopta una lógica valorativa distinta y, como resultado, comienzan determinadas manifestaciones de contradicciones generacionales dentro de la familia.

 LOS VALORES EN MÉXICO

La cultura en México y los valores que ésta conlleva profundamente arraigados en el inconsciente, son fundamentales para la cohesión social y la preservación moral, ayudan a la convivencia humana cotidiana. Identificamos que la familia y la religión son elementos importantísimos para la comprensión de lo mexicano.

En México la religión católica es la más arraigada. La religión provoca que el mexicano sienta que su vida está controlada por un ser superior, de modo que con resignación acepta el éxito o el fracaso, la felicidad o la tragedia, la riqueza o la pobreza.

 Las escuelas en México dejaron de transmitir valores

La estructura de valores del mexicano atraviesa por una fase de "resquebrajamiento", en la que se evidencia que la fuerza de transmisión de los valores nacionales en el aparato escolar perdió fuerza, al grado de que es "difícil para los héroes competir con Supermán". Esto conduce a un mexicano que se identifica más con los modelos occidentales de competencia que con los valores históricos y cívicos que significan a su país.

Frente a todo esto es necesario preguntarse cuál es hoy la fuente de satisfacción e información de los jóvenes. Una probable respuesta es la televisión, como el –quizá—más importante transmisor de valores. Y conforme avanza el tiempo, la televisión ha llegado a desplazar a otros medios de entretenimiento como el deporte al aire libre, el cine, la tertulia, las festividades cívicas y religiosas, y cada vez son más las horas las que la gente pasa viendo televisión

EL ESTUDIO DE LOS VALORES

Por lo general, las rupturas o discontinuidades históricas afectan los principios en que se fundan las sociedades; el deterioro, escasez o inversión de los valores en este tipo de contextos se vincula a una pérdida de sentido de los fines sociales, a la falta de claridad en el rumbo que debe seguir la sociedad.

La profundidad e intensidad de la crisis también impulsan deseos de salir adelante, la esperanza de que las dificultades económicas sean transitorias y expectativas de renovación y cambio.

Los valores en una sociedad se transmiten históricamente a través de las generaciones. En este sentido, vía la socialización, se adquieren costumbres, tradiciones, motivaciones, pautas rectoras de la conducta y modos de elección de las opciones de vida. No obstante, cada generación posee un perfil valorativo propio.

VALORES EDUCATIVOS

Entre los cuarenta y sesenta emergió y se consolidó la clase media. Este sector tuvo en la educación uno de sus principales componentes de clase. Frente a la industrialización, el aumento de las ocupaciones no manuales, el crecimiento urbano y la diversificación y crecimiento de los servicios, la escolaridad fue una palanca fundamental para el desarrollo de las clases medias y para el ascenso social hacia ellas. Llegar a tener una profesión universitaria se convirtió en una aspiración, en un sentimiento de pertenencia de clase y en requisito para alcanzar estabilidad económica.

En una situación en la que se siente que la educación pierde su poder de adaptar a los individuos a la sociedad y su poder como instrumento de lucha para el cambio social y el mejoramiento individual, es más factible que exista pérdida de identidad con las tradiciones, valores y cultura nacionales, así como sentimientos de incertidumbre sobre el futuro.

           

 

 


 

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Este sitio se actualizó por última vez el 24 de octubre de 2005